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viernes, 23 de abril de 2010

¡Cuántas menos preocupaciones...mejor! Marketing directo


Llego a mi casa después de un duro día de trabajo, abro la puerta del portal, subo las escaleras que me llevan hacia el ascensor, a mi derecha se encuentran los buzones.
Recoger el correo diario es una tarea que hago casi sin darme cuenta, no tiene nada de especial. Entonces me dispongo a abrir el buzón y cuando miro en su oscuro interior... ¡Por fin algo que dista mucho de ser una factura o un folleto!

Es una cartulina doblada de tamaño medio, con colores brillantes y que se abre. En su portada podemos ver un texto en letras grandes y vistosas que dice así: ¡Eres como un niño!
Pero...¿Por qué dice que soy como un niño? A ver... Abro la cartulina y lo primero que veo es una piruleta (empaquetada, claro está) pegada al cartón. Lo primero que pienso es en comérmela, claro. Si, soy como un niño...¿Y qué?
Debajo de la piruleta leo otro texto, con letras más pequeñas, que dice así: Saborea tu piruleta viendo las tarifas que tenemos para tí. Sencillas. Sin complicaciones. Y vuelve a tu infancia...

Debajo del texto se ve una tabla con diversos módulos de tarifas para móvil, todas baratas y sin complicaciones. Debajo de ella vemos un logotipo:





Aclaración:

Miles de folletos de propaganda sin leer y de sobres sin abrir se tiran a la basura al día.
He pensado que esta forma de hacer marketing directo llama la atención y hace que la marca se quede en la mente del consumidor más fácilmente. Se le regala algo (la piruleta) y esto hace que el consumidor sienta el compromiso de leer el texto. Aunque, el consumidor no se da cuenta de ello, lo hace porque le ha llamado la atención, por curiosidad, e incluso porque le ha resultado gracioso.

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